martes, 12 de abril de 2011

BASILE III


Basilea III es un acuerdo histórico llevado a cabo el 14 de septiembre de 2010 en Suiza entre los bancos centrales y los supervisores, para reforzar la solvencia y liquidez de las entidades de crédito. El objetivo de la nueva normativa es evitar crisis financieras como la que hemos vivido en estos dos últimos años, o si se produce, que sean las propias entidades las que asuman las pérdidas,  no los bancos centrales y los impuestos de los ciudadanos.

La importancia del acuerdo se centra en los requisitos de capital que deben cumplir los bancos a partir de 2019. Los criterios actuales se han endurecido, dado que ahora se exigía en las reservas un 2% de los créditos concedidos o de las inversiones realizadas, y  con la nueva normativa será del 7%.

Algunos de los elementos de la reforma Basilea III son:

• Más y mejor capital: Una capitalización mayor tendrá un impacto relevante por la necesidad de remunerar más una financiación vía capital que vía deuda.
Además, podría penalizar inversiones en entidades financieras y no financieras al obligar a financiarlas con recursos propios. Es posible que se penalice el modelo de banca accionista de referencia de empresas, ya que algunos bancos y cajas tendrán que desprenderse de activos empresariales.

• Mayor liquidez: Esta exigencia perjudica a la banca comercial tradicional, ya que aumentará la demandad de activos de mayor calidad crediticia y liquidez, al tiempo que disminuirá los de naturaleza contraria.

• Menor apalancamiento: Este requerimiento limitará las inversiones de todo tipo, incluidas las crediticias, y supondrán una presión sobre la rentabilidad de las entidades.

• Mayor intensidad regulatoria: Se busca una banca más pequeña, más solvente y más líquida, lo que implica mayor estabilidad macroeconómica.

• Dudas y desafíos para la banca: 

-          Lo anunciado y propuesto hasta ahora no es suficiente. La estabilidad financiera va más allá del capital y la liquidez.

-         Quedarán muchos aspectos de Basilea III por concretar, incluso después de su aprobación.

-          Los bancos tienen mucho por hacer en lo que respecta a las implicaciones específicas en su entidad y sobre cuál debe ser su respuesta.

-          Las entidades deberán acelerar las medidas a tomar incluso antes de la entrada en vigor de las nuevas normas. A pesar del periodo de implantación, los cambios son de tal calado que es preciso afrontarlos lo antes posible.

-           Basilea III tiende a utilizar un único enfoque para todos los casos, sin tener en cuenta la amplia gama de modelos de negocio en el sector financiero.



Para adaptarse a la nueva situación, las entidades de crédito van a tener que cambiar su modelo de negocio, de tal manera que retribuirán menos por los depósitos y cobrarán más por el dinero que presten, así como por los servicios bancarios tradicionales. Al mismo tiempo los accionistas podrán encontrarse con  ampliaciones de capital así como recortes en los dividendos, que  pueden hacer caer sus cotizaciones. Ante esta situación el inversor no deberá sorprenderse de que las entidades financieras españolas intenten captar sus ahorros para su capital propio, en lugar de hacerles las recomendaciones más atractivas para obtener buenas rentabilidades a sus patrimonios, en los mercados de capitales internacionales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario